Esta camiseta nace del embrujo que dejó Morante de la Puebla el 1 de mayo en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Inspirada en la larga —ese lance tan sencillo y tan difícil— que ejecutó con el capote como quien pinta un suspiro en el aire.
Fue una larga a la antigua, con el compás roto y el alma entera. Morante la ofreció con el brazo hundido, el cuerpo abandonado al arte y el capote dibujando un arco de pureza frente al toro. Sevilla calló. Y el toreo, por un instante, volvió a ser ceremonia.
Esta prenda recoge la solemnidad de ese gesto, la liturgia del oro viejo, el polvo de albero, y el perfume barroco de una plaza que conoce el silencio del arte verdadero.
